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La Enciclopedia de los Migrantes

David Dueñas

Sociólogo, Social & Business Research Lab (SBRlab), Universitat Rovira i Virgili, Tarragona

Éste es un texto muy complicado de titular, a pesar de lo sugerente de la idea de escribir acerca de dos conceptos intensamente relacionados, como son el de migración y el de redes. Esta misma intensidad en su interrelación implica una multiplicidad de sentidos que complican el trabajo explicativo del científico social, por su cuantioso número de opciones, y el trabajo comprensivo del lector, por la posible confusión que esta situación genera.

Con la intención de aclarar un poco esta idea, propongo una serie de ejemplos. En primer lugar, no es lo mismo escribir sobre las redes de la migración que sobre la migración en las redes. Las redes de la migración hacen referencia a las estructuras humanas que impulsan o facilitan el movimiento de las personas de un país a otro. Así pues, la migración depende de la existencia de un conjunto de vínculos interpersonales que conectan a migrantes, antiguos migrantes y no migrantes en su área de origen y de destino a través de lazos de parentesco, amistad y comunidad de origen compartida (MASSEY ET AL, 1998:229). Estos vínculos actúan como nodos que ayudan a distribuir información o recursos que reducen los costes y los riesgos tanto del proceso de migración como del de adaptación al país de acogida. De este modo, este capital social facilita fenómenos como, por ejemplo, las cadenas de migración que facilitan la tendencia a que personas de un mismo origen, y previamente relacionadas entre sí, tiendan a coincidir en las mismas destinaciones.

Por el contrario, hablar de migración en las redes implica referirse a la creación de un determinado imaginario alrededor del hecho de “ser migrante” en el ciberespacio. En el mundo online, la confluencia de personas con distintos perfiles e ideologías en un espacio definido por la libertad de expresión y un presunto anonimato, llevan a que los contenidos que describen al migrante se polaricen entre aquellos que están a favor de su defensa, basándose en los derechos universales de la persona, y los que critican su presencia, utilizando en comentarios o informaciones discriminatorias, xenófobas o basados en un cierto chauvinismo del bienestar (idea que descansa en que los derechos adquiridos por las personas nacidas en países desarrollados no corresponden a los que no han nacido en ellos). En este espacio, las redes interpersonales se cruzan y se solapan con la que forman los medios de comunicación, conviviendo y explicitando sus diferencias e intereses. Este punto es particularmente relevante actualmente, en tanto que la guerra en Siria ha forzado a miles de personas a abandonar su país para desplazarse a Europa y, a parte del drama humano que supone, ha generado una profunda polarización en los discursos públicos y sus expresiones online.

En segundo lugar, tampoco es lo mismo escribir acerca del funcionamiento en red del sistema socioeconómico global que escribir acerca del funcionamiento de las redes de acogida o de tráfico. El funcionamiento del sistema económico global responde a procesos complejos y diversos que tienen una afectación importante sobre la gran mayoría de los ámbitos en los que nos movemos las personas. Este sistema económico ha facilitado una diversificación de los patrones migratorios, un aumento de la migración temporal, repetida y circulatoria y la aparición de una conciencia trasnacional en las personas que migran. La interconectividad global promueve y facilita la movilidad de las personas sobre la base del funcionamiento del sistema económico. Las empresas han tejido redes internacionales de intercambio de bienes y servicios que, de manera paralela al desarrollo de sistemas de transporte, han puesto encima de la mesa la migración como una oportunidad de desarrollo personal y laboral para muchas personas. La fluctuación de los ciclos económicos, derivados de la libre circulación de capitales, ayuda a crear polos de atracción de población en las áreas que experimentan periodos de crecimiento y, por el contrario, zonas de partida de población en periodos de decrecimiento o estancamiento.

Por otro lado, las dinámicas culturales y lingüísticas siguen marcando unas fronteras importantes en el momento de la acogida y acomodación de la población migrada. El aumento del número y diversidad de población migrante no ha ido acompañado de una mejora en la acogida de la misma por parte de las sociedades de recepción. Esto facilita la creación o re-creación de redes diferenciadas y utilitaristas de personas que comparten lenguas y culturas, aparte de su condición de migrante. Esta situación, en muchas ocasiones, encadena a la población migrada a una situación de vulnerabilidad en la que, a los condicionantes anteriormente mencionados, se añade una posición en el sistema de clases socioeconómicas que deja a la población migrada en condiciones más difíciles que las del resto de la población.

Esta vulnerabilidad de la migración, tanto en origen como en acogida, ha derivado, en ocasiones, en la creación de sistemas transnacionales de redes de extorsión o tráfico de personas (como pueden ser las redes de tráfico de personas para la prostitución, para la adopción o, más recientemente, para el deporte), redes criminales internacionales o, incluso, redes de tráfico de armas. Estas aprovechan la situación de vulnerabilidad económica y social de las personas migrantes, sus descendientes o las personas que tienen deseo de emprender esta migración, para ofrecer modos de migración o de obtención de recursos que trascienden toda legalidad y moralidad.

Finalmente, tampoco es lo mismo señalar que la transformación de las redes de transporte ha acercado a personas que viven lejos que indicar que la transformación de las redes de comunicación ha alejado a personas que viven cerca. Como se indicaba anteriormente, las redes de transporte facilitan la movilidad de personas y mercancías alrededor del globo, con lo que el coste de la migración contemporánea es mucho menor y gana en reversibilidad. Si las cosas no van como uno esperaba, el coste de deshacer el viaje de la migración es cada vez más social y menos económico.

En paralelo, la mejora y generalización de las redes de comunicación dificultan, cada vez más, la inmersión absoluta en la sociedad de acogida. Existen numerosas posibilidades de poder vivir culturalmente en un espacio distinto del que se habita geográficamente. La creación de neocomunidades (sociales y económicas) de migrantes con los que mezclarse y convivir se acompaña de la posibilidad de, una vez en el hogar, estar permanentemente conectado al país o la cultura de origen mediante la tecnología, accediendo a información que tiene más que ver con la dimensión cultural en origen de la persona que con la de su tierra de acogida.

Hecha esta breve descripción, es el momento de plantear la pregunta que, a la postre, dificulta encontrar un título global para hablar de redes y de migración: ¿Cuántas redes se entrelazan secretamente en la vida de un migrante?

La reflexión que intento plantear descansa en la ausencia de una respuesta cuantitativa real a la pregunta planteada. Cualquier posible número que cruzara todas las variables relacionales que, de un modo u otro, se cruzan en la vida de una persona migrante, tendría una validez efímera, sería una fotografía válida para una persona en un momento determinado y en un lugar concreto, pero difícilmente valdría para describir al conjunto de su historia migratoria.

La respuesta a esta pregunta, pues, no puede ser sino reflexiva, cualitativa. La aproximación que Castells (2006) planteaba en describir la sociedad contemporánea como una sociedad-red resulta muy apropiada. En nuestra sociedad contemporánea las redes se cruzan y se solapan como (lamento lo manido del ejemplo propuesto) una muñeca rusa. Dentro de cada red hay redes menores que conectan personas con ideas, conceptos o recursos. En conexión con cada nodo de la red, distintas redes tangenciales interactúan para configurar los sentidos de las acciones y reflexiones individuales. El mundo en que vivimos, causa y consecuencia de las dinámicas sociales subyacentes, está formado por redes: de relaciones, de intercambios, de transporte, de movimiento, de transmisión de información, de cultura, etc.

Así pues, volviendo al inicio de este texto, son tantas las capas relacionales que influyen en la interacción entre la migración, como decisión o apuesta individual, y las redes, como expresiones del funcionamiento colectivo acordado o impuesto, a nivel social, que la reducción de ello a una definición simplista equivaldría a reducir la complejidad social latente a una relación binaria carente de sentido y alejada de la realidad. La migración contemporánea, tal y como se ha indicado, es compleja y diversa, y los resultados de ella, del mismo modo, deben seguir el mismo patrón analítico y comprensivo.

Obras como la que se presenta, en su esfuerzo por no-definir la migración sino mostrarla tal y como es, engarzan con esta definición, en tanto que intentan recoger la propia complejidad y presentarla tal cual es. La mejor forma de entender la migración, pues, es analizarla en toda su diversidad para poder, posteriormente, reflexionar sobre ella. No se puede pretender entender la migración tan solo desde su vertiente de necesidad económica pese a que es evidente que el desigual funcionamiento reticular de la distribución de los recursos y bienes facilita la movilidad de las personas por criterios económicos y de mejora de las perspectivas de desarrollo de un proyecto individual (o familiar) de vida satisfactorio. Tampoco se puede pretender entender la migración desde un análisis únicamente centrado en las redes de interacciones entre individuos, pese a la existencia de relación entre la creación de un imaginario acerca de los beneficios de la migración y el intercambio de información que se da entre personas migradas y no migradas. Del mismo modo, no se puede hablar de la migración, desde su perspectiva holística, hablando únicamente del desarrollo de las redes de transporte, de la tecnología o de la comunicación.

A modo de conclusión, las redes, como concepto, representan una dimensión central en la definición de la migración. Éstas se pueden analizar por separado para detectar los impactos que ejercen sobre determinadas sub-dimensiones de la misma, aportando información relevante para configurar una definición completa de la idea de migración. Por el contrario, si la perspectiva de análisis pretende ser global, en un ejercicio sumamente complejo, la aproximación comprehensiva debe ser amplia y analizar el conjunto de redes que, de manera tangencial y solapada, inciden sobre la creación de sentido de lo que representa la migración, debiéndose realizar un ejercicio reflexivo global.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS